El centro de la Vía Láctea sufrió un cataclismo hace dos millones de años.
Los astrofísicos afirman que, más o menos hace unos 2 millones de años, se produjo un cataclismo cósmico en las inmediaciones del agujero negro que ocupa el centro de nuestra galaxia, y es posible que se repita de nuevo.
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La señal de que este cataclismo, una explosión de energía causada por la absorción de una nube gaseosa o estrella por parte del agujero negro, en verdad se produjo es la Corriente de Magallanes, una inmensa nube de gas que tiene forma de filamento. En ella no se encuentran estrellas y sigue a las dos galaxias enanas que acompaña a la vía láctea.
Los científicos se dieron cuenta de que la Corriente de Magallanes era una huella de esta explosión gracias al resplandor de la misma. Este resplandor se puede comparar con el fenómeno de la aurora boreal, que sucede cuando las partículas del Sol chocan con la atmósfera de la Tierra, pero con el paso del tiempo el efecto causado por la explosión se ha ido enfriando, lo que nos da pie a pensar que fue de dimensiones gigantescas.
De cualquier modo, no se ha podido verificar la existencia de dicho agujero negro, pues no es visible desde la tierra (se encuentra a unos 26 mil años luz de la tierra). Pero, tras años de investigación, se puede dar una masa aproximada de este “monstruo” (4 millones de veces la masa del Sol, comprimida en una esfera relativamente pequeña) que ocupa el centro de nuestra galaxia.
Información obtenida de El País.
Cristina López Canoyra
1ºE