Realmente me gustó la mayoría de las cosas, ya que sólo había visitado este sitio una vez, hacía mucho tiempo y apenas me acordaba de nada. Pero lo que más me llamó la atención y por lo tanto me gustó más, fue el edificio del ártico. Allí se encontraban unos animales acuáticos, llamados belugas. Lo que me sorprendió es que nunca había oído nada sobre ellos y me resultaron bastante peculiares, además de que aprendí cómo vivían y sus características más llamativas, como que a diferencia de otras especies sus vértebras no están fusionadas y eso les permite una gran movilidad en la cabeza que la mayoría de odontocetos (así se denominan a las belugas) no poseen, también en su edad adulta tienen un gran repertorio de vocalizaciones, y su cabeza es muy pequeña en comparación con el resto del cuerpo...
En todos los edificios se podían aprender cosas nuevas sobre los animales que nos pasan desapercibidos pero que podemos encontrarnos en los océanos, creo que ha sido una visita productiva y que me ha ayudado a darme cuenta de la vida y de la gran variedad de animales que hay en los mares.
María San Emeterio Álvarez 1G
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