Alfred Wegener
Alfred Lothar Wegener (Berlín, 1880 - Groenlandia, 1930), geofísico
y meteorólogo alemán que formuló la teoría de la deriva continental.
Hijo de un pastor protestante, se interesó por la astronomía
y la meteorología además de la física. Se licenció en Berlín y luego trabajó en
el Observatorio Aeronáutico de Lindenberg, donde ya se encontraba su hermano
Kurt; en este período participó en numerosas ascensiones en globo.
En 1906 tomó parte en una expedición danesa a Groenlandia;
en dicha ocasión inició una interesante colaboración con el famoso meteorólogo
Wladimir Köppen, con cuya hija se casaría más adelante. Después de otro viaje
de estudios a América del Sur, se estableció en el Observatorio de Marburgo, y
en 1910 empezó a publicar una serie de volúmenes destinados a ilustrar las
diversaspropiedades de la atmósfera.
A esta época se remonta el germen de la idea de la deriva
continental: la semejanza de los perfiles de las costas de África y América del
Sur le había impresionado profundamente. Por otra parte, ya hacía tiempo que
los biólogos hablaban de algún tipo de enlace entre África y América para
explicar la existencia en ambos continentes de fósiles similares. El primer
artículo de Alfred Wegener sobre la deriva continental se publicó en el año
1912, pero topó con una feroz oposición en los ambientes científicos; sólo
algunos geodestas intentaron valorar su credibilidad mediante mediciones de
latitud.
Ese mismo año Wegener participó en otra expedición a
Groenlandia en busca de pruebas que confirmaran su teoría. Combatió en la
Primera Guerra Mundial y, durante un permiso, preparó su famoso libro El origen
de los continentes y los océanos (1915). Al finalizar la guerra, ejerció como
profesor en Hamburgo, y en 1924 se trasladó a Graz. En 1930 participó en una
última expedición a Groenlandia, siempre en busca de nuevos indicios; sin
embargo, desapareció entre los hielos y su cuerpo no fue encontrado hasta el
año siguiente.
El nombre de Alfred Wegener quedará asociado para siempre a
la teoría de la deriva continental, que le ocasionó no pocos disgustos en vida.
En 1911 se interesó por el descubrimiento de restos fósiles de vegetales de
idénticas características morfológicas hallados en lugares opuestos del
Atlántico. La paleontología ortodoxa explicaba tales fenómenos recurriendo a
hipotéticos puentes de tierra firme que en su día unieron las diferentes masas
continentales.
Las similitudes entre los perfiles opuestos de los
continentes de América del Sur y África le sugirieron la posibilidad de que la
igualdad de la evidencia fósil se debiera a que ambos hubieran estado unidos en
algún momento del pasado geológico terrestre. En 1915 expuso los principios de
su teoría en la obra El origen de los continentes y los océanos, que amplió y
reeditó en 1920, 1922 y 1929.
Según Wegener, hace unos 300 millones de años los actuales
continentes habrían estado unidos en una sola gran masa de tierra firme que
denominó Pangea, la cual, tras resquebrajarse por razones desconocidas, habría
originado otros nuevos contingentes terrestres sujetos a un movimiento de
deformación y deriva que todavía perdura.
La teoría fue recibida de manera uniformemente hostil, y en
ocasiones, incluso violenta, en buena parte por la inexistencia de una
explicación convincente sobre el mecanismo de la deriva continental en sí. A
partir de 1950, no obstante, las ideas de Wegener ganaron rápida aceptación
gracias al desarrollo de las modernas técnicas de exploración geológica, en
particular del fondo oceánico. Reformulada a partir de recientes
descubrimientos, la teoría de la deriva continental se encuentra hoy totalmente
consolidada.
Una de las objeciones a la teoría de Wegener procedió de la
incapacidad para identificar un mecanismo capaz de mover los continentes por el
planeta. Wegener sugirió dos mecanismos posibles:
1. La fuerza
gravitacional de la luna y el Sol ejercen sobre la Tierra y que provoca las
mareas, argumentando que fuerzas maréales afectarían la corteza deslizándose
como fragmentos separados sobre el interior. Harold Jeffresey (físico)
contradijo esto argumentando que las fuerzas maréales de la magnitud necesaria
para desplazar continentes habría frenado la rotación de la Tierra en pocos
años.
2. Los
continentes más grandes y pesados se abrieron paso por la corteza oceánica;
pero no existían pruebas que sugirieran que sugirieran que el suelo oceánico
era lo suficientemente débil como para permitir el paso de los continentes sin
deformarse en el proceso.
En 1929 era criticada por varias áreas de la comunidad
científica pero igualmente sacó la cuarta edición de su libro manteniendo su
hipótesis y agregando pruebas.En 1930 hizo un viaje a la zona glaciar de Groenlandia
con el objetivo de estudiar le clima invernal de la zona, y continuo
comprobando su hipótesis. Creía que determinaciones repetidas de la longitud en
el mismo punto verificarían la deriva continental de Groenlandia desde Europa
hacia el oeste. Aunque al principio los datos astronómicos eran prometedores
más adelante trabajadores daneses no encontraron pruebas de la deriva
continental. Su prueba fundamental fracasó y su hipótesis perdió crédito.
Actualmente las técnicas modernas permiten detectar el desplazamiento que
Wegener esperaba detectar.
Crítica a la hipótesis
de Wegener
Además de la resistencia natural que encuentra toda gran
teoría nueva, la hipótesis de la deriva continental de Wegener pasó por duras
críticas basadas en dos aspectos principales:
1) Como prueba geológica de la deriva Wegener consideró
algunos argumentos falaces al lado de otros muy buenos. Así, cuando los
primeros fueron cuestionados y se puso en duda su validez, los otros también
fueron rechazados como si hubieran sido equivalentes.
2) La ausencia de un mecanismo que explicase
convincentemente la deriva.
Una de las críticas más fundamentadas contra la hipótesis
wegeneriana partió del geofísico Harold Jeffreys, quien al publicar en 1924 la
primera edición de su libro The Earth (La Tierra), criticó la hipótesis de la
deriva continental afirmando que la fuerza de gravedad es mucho más fuerte que
cualquier otra fuerza tangencial conocida que actúe en la corteza terrestre;
como las capas continentales y oceánicas son tan fuertes como para soportar
accidentes topográficos (como el Everest) y profundas cuencas oceánicas sin
deshacerse lentamente bajo la acción de la gravedad, no sería factible que
permitieran una deriva horizontal de bloques siálicos a lo largo del sima.
Jeffrey se manifestó especialmente contra una aparente incongruencia de la
hipótesis wegeneriana: si los continentes se desplazan mecánicamente en el sima
subyacente, ¿por qué razón en la "proa" de los continentes el mismo sima
opone tal resistencia que en el frente del continente ocurren arrugamientos que
ocasionan el surgimiento de montañas? El sima, concluía Jeffreys, debería ser
lo suficientemente blando como para permitir la deriva de bloques
continentales, y la evidencia sísmica había demostrado que no lo era.
Esta y otras críticas consiguieron debilitar profundamente a
Wegener, quien incluso encontró dificultades para obtener un puesto académico
en Alemania; finalmente obtuvo el cargo de profesor adjunto en la Universidad
de Graz, Austria. Murió en 1930, en los hielos de Groenlandia, y de él se dijo
que su propia teoría lo había enceguecido al grado de no poder vislumbrar más
la verdad.
Wegener se adelantó a su época con la
hipótesis y por eso fue tan criticada, no tenía medios suficientes para
demostrarla. Supuso un impacto tremendo tanto para la sociedad científica como
para la no científica. Dicha hipótesis no era 100% cierta, como he dicho antes,
por ejemplo que las fuerzas gravitatorias de la Luna y del Sol, es falso, sin
embargo hoy en día pudimos demostrar muchos de los aspectos de su teoría son
verdaderos.
Trabajo de Paula Yan 1ºB
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